martes, marzo 27, 2012

La democracia combativa de Pedro Planas



La democracia combativa de Pedro Planas: a once años de su desaparición física

Gorki Gonzales Mantilla

Pedro Planas trazó cada línea de su enorme producción intelectual abriendo surcos en tierras poco habitadas. El constitucionalismo fue su bandera, la intuición para blindar su compromiso vibrante con la democracia. En ese esfuerzo, nunca perdió de vista el proceso histórico como eje articulador de su discurso combativo, siempre sostenido en la crítica y la revisión de las ideas.

La democracia propuesta en sus escritos superaba las condiciones evocadas por las fórmulas simplistas radicadas en la noción de lo representativo. Pedro Planas insistió en comprender el debate sobre el régimen político y la construcción de la institucionalidad en el devenir del proceso social. Su reflexión mantuvo la mirada sobre los actores políticos no sólo como datos del sistema político, sino como objeto de estudio y preocupación para preservar los valores que ellos implican en una democracia constitucional.

La democracia posible se proyectaba como la gran empresa asociativa, no sólo de las mayorías, para forjar las instituciones de la Constitución histórica que difícilmente tuvo entidad a lo largo de la República. La democracia reclama la presencia vigorosa de instituciones que racionalicen los resultados del conflicto social. Requiere que los actores del sistema se comprometan con ese propósito y asuman los resultados con lealtad. La democracia es un crucial equilibrio entre instituciones, derechos y condiciones para la deliberación[1].


Esa fuerza argumentativa acompaña a la obra de Pedro Planas y va provista de un acerado bisturí liberal, sometido al rigor de los derechos para limitar el ejercicio del poder y definir el sentido del régimen político. Con esta racionalidad se adentra en el examen de las instituciones constitucionales y políticas, y pone al descubierto el valor de la ciudadanía, los partidos políticos y la descentralización como piezas de un enfoque que sólo se entiende desde los derechos y libertades públicas.

Planas se impone la idea del contenido a la Constitución histórica como un derrotero y un propósito de búsqueda irrenunciable. La Constitución no es un testamento que atribuye a las generaciones futuras mandatos irrevocables y definitivos[2]. La democracia constitucional se advierte como un todo que se integra de instituciones y procedimientos en un escenario cultural afín. La democracia como un todo se construye, “se logra, se conquista, se forja, se consolida”[3]. Este espacio cultural donde se realizan los derechos y libertades públicas, requiere de un propósito organizado y deliberado desde la política y la acción de gobierno. Así se establecen los “factores sustantivos para la legitimidad y cohesión del proceso institucional”[4], marcado por las necesarias tensiones de la democracia.

La democracia combativa a la que Planas se adscribe, indica el intenso sentido ético de su propuesta. Indispensable razón para dar las batallas que aún faltan, por los derechos y libertades individuales, como valores de una democracia constitucional robusta, si se construye a partir de la diversidad cultural y en relación con los valores de la comunidad global.



[1] PLANAS, Pedro. La democracia volátil. Movimientos, partidos, líderes políticos y conductas electorales en el Perú contemporáneo. Lima: Friedrich Eberth Stifung, 2000, p. 408.

[2] FISS, Owen. ¿Porqué el Estado? En: Teoria del Neoconstitucionalismo. Madrid: Editorial Trotta, p. 108.

[3] PLANAS, Pedro. Perú. “Democracia empírica y valores autoritarios”. En: NUEVA SOCIEDAD NRO.134 NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1994 , pp.. 118-129 ISSN: 0251-3552, www.nuso.org

[4] Loc. Cit.

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